miércoles, 22 de febrero de 2012

ANTARTIDA- "Intracosméticos"-¿Conoces el Aceite de Krill?



Desde los paisajes helados de la Antartida, os traigo hoy algo muy especial:

¿Qué es el Krill?

El krill es un pequeño crustáceo, parecido al camarón pero de solo 1 a 5 cm. de largo, que habita en las aguas frías del antártico y otros océanos.


Allí se encuentra en grandes masas o bancos que por estar en gran cantidad logran cambiar el color del mar.




Es el alimento preferido de ballenas y otras especies. Las ballenas pueden ingerir grandes cantidades de krill, hasta 4 toneladas diarias, durante la época de alimentación.

El krill, que se alimenta de plancton, es la base del la cadena alimenticia marina. El plancton a su vez usa la energía del sol como su alimento. Toda la vida del océano depende en buena parte de su disponibilidad.


De las 85 especies que se conocen, la más extendida es la Euphausia Superba, denominada normalmente krill antártico, una de las más abundantes del planeta. Se estima que sólo en la Antártida la superficie total de la zona de distribución de este krill representa cuatro veces y media la extensión de Australia.

Por su abundancia y por contener la combinación de nutrientes antioxidantes más potente que se conoce, los científicos consideran que puede convertirse en uno de los alimentos más importantes del futuro. Los distintos estudios que se están llevando a cabo en todo el mundo van poniendo al descubierto las extraordinarias propiedades nutricionales, terapéuticas y cosméticas del aceite de krill.


Los usos más comunes del krill incluyen la acuicultura, como cebo en la pesca deportiva, comida para peces en los acuarios y la elaboración de productos dietéticos. En Japón se utiliza como alimento y se le llama "okiami", un preciado ingrediente utilizado en sopas, ensaladas y entrantes. Se caracteriza por su sabor salado y fuerte parecido al de una langosta. En el resto del mundo, el uso del krill se limita al de sus derivados, como el aceite, que se utiliza como suplemento nutricional por sus propiedades tanto nutritivas como medicinales.


El aceite de Krill

El aceite de krill contiene muchos y poderosos nutrientes como ácidos grasos omega-3, fosfolípidos, antioxidantes, vitaminas, flavonoides, etc., que hacen de él un aceite con notables propiedades terapéuticas eficaz en dolores articulares, hiperlipidemias, inflamaciones y síndrome premenstrual, entre otras muchas dolencias.

De hecho, es el único aceite marino que combina ácidos grasos omega-3, fosfolípidos y antioxidantes, tres sustancias fundamentales para que el organismo humano pueda funcionar correctamente y mantener o recuperar la salud.

El aceite de krill antártico es más estable y más resistente a enranciarse que el aceite convencional de pescado, lo que quiere decir que dura más y no se oxida en el organismo. Puede durar 2 años fuera del refrigerador y 4 años adentro del mismo. No deja sabor a pescado ni produce reflujo.

Antiinflamatorio y antioxidante: lo mejor para la piel...

He aquí una característica exclusiva de este aceite, su capacidad extraordinaria de atacar los radicales libres que tanto daño causan en nuestro organismo. Y lo hace de diversas maneras ya que contiene antioxidantes que son mucho más poderosos que la vitamina A, la vitamina E, la luteína, la coenzima Q10, y el licopeno.

Estos son los antioxidantes hallados en el aceite del krill:

-Vitamina A, pequeñas cantidades.
-Vitamina E, pequeña cantidad.
-Astaxantina. El más importante de los antioxidantes contenidos. Se encuentra químicamente ligado a los aceites omega 3, lo que aumenta aun más la bio-disponibilidad del antioxidante. Es un antioxidante tipo carotinoide, más poderoso que el beta caroteno, el alfa tocoferol, el licopeno y la luteína.
-Cantaxantina.

En resumen el poder antioxidante del aceite del krill es 300 veces mayor que la vitamina E y A, y 48 veces mayor que el del aceite de pescado estándar.

¿Porqué no cuidarnos "desde dentro?.

El aceite de Krill es lo que yo llamo un "Intracosmético": nos reporta beneficios, de dentro a fuera, además de contribuir a mejorar nuestro estado de salud general. Creo que es una buena inversión, ¿no?

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